Las obras de Goya que esconde el Louvre
Una de las cosas que nos agrada a los viajeros cuando visitamos lugares del extranjero, aparte de conocer nuevas culturas y estilos de vida, es encontrarnos de vez en cuando con vestigios o señales del patrimonio cultural e histórico de nuestro país o ciudad o de nuestra región.
Para que sirva de ejemplo, hoy os traigo de uno de los pintores españoles de mayor fama internacional, Francisco de Goya. Si planeas visitar el Museo del Louvre podrás encontrar varias obras de este artista que seguramente te interese conocer.
Retrato de la condesa del Carpio (La Solana)
En esta obra está retratada María Rita Barrenechea y Morante, quien fue casada con el Conde del Carpio, quien tras el matrimonio recibió el título de Marqués de la Solana.
En este lienzo se reflejan las sensaciones que trae la cercanía de la muerte en un personaje sensible y culto.
La maestría de Goya resalta a la perfección y de manera frecuente en el que los trazos sorprenden por su calidad artística en la que predominan tonos negros, blancos y grises junto con rosas y lilas.
El cuadro es de 1794 y Medidas: 1,80 x 1,2 m.
Retrato de Luis María Cistué
Existen varias series de lienzos englobados dentro de la modalidad de retrato infantil de Francisco de Goya desarrolló durante gran parte de su trayectoria.
Algunos de los más conocidos son los retratos de los hijos de don Luis,. Un infante famoso por su carrera como militar y jurista quién participo en la Guerra de Independencia y de quien se dice que lo habría sido todo menos Arzobispo.
Este lienzo es una de las obras que formaban parte de la galería privada del prestigioso diseñador Yves Saint Laurent y que donó en el año 2009, fuera del conjunto de obras artísticas de su patrimonio -más de 700 objetos de valor- que se subastaron ese mismo año.
La controversia sobre el destino del cuadro existió durante un tiempo ya que se conocía la posibilidad de que la obra fuera donada al museo del Prado.
En este retrato de don Luis María de niño posa natural y tranquilo junto con una de sus mascotas de compañía vestido con atuendos oscuros y un fajín de tonos blancos y rosas. Destacar a los mofletes rojizos del niño junto con su cabellera o melena pelirroja.
Podríamos decir que es uno de los mejores retratos infantiles realizados por el artista ya que se aprecian las diferencias técnicas al plasmar el pincel y detallar tejidos como el terciopelo o la seda del traje.
Retrato de Ferdinand Guillemardet
En torno al año 1798, este retrato realizado para el embajador de Francia es otra de las obras magistrales de Francisco de Goya en la que muestra de nuevo su perfecta ejecución con el pincel.
En esta ocasión el protagonista aparece acomodado "a medias" en una postura forzada en la silla, como muestra el giro del cuerpo para presentar su rostro al pintor.
En conjunto con el centro de la obra destaca la mesa y los objetos decorativos como papeles, el tintero, el sombrero que son elementos típicos de personajes ilustres.
En contraposición a los tonos de la vestimenta y el calzado de embajador se plasman colores claros en el fondo para equilibrar la iluminación de la obra.
La cara de Ferdinand Guillemardet se muestra detallada a la perfección dignificando las dotes pictóricas en la realización de retratos de Goya.
Bodegón con costillas y cabeza de cordero
Esta obra de naturaleza inanimada pertenece a una serie de bodegones que Francisco otorgó a su hijo como medida de solución acierto aciertas deudas de quién tenía que solventar
Seguramente esta obra fue realizada durante la Guerra de Independencia y relacionada con este tráfico acontecimiento es posible que se quiera retratar en la obra los restos humanos y los cuerpos inertes de las personas que murieron en la batalla. Lleva en el museo del Louvre desde 1937.
En conclusión estas son las obras, junto con las más interesantes del Louvre, que os proponemos visitar si te dejas caer por París.